arte+sanitos

lunes, 4 de febrero de 2013

¡Ilustramos un cuento con esculturas!

A partir de un cuento tradicional japonés y de materiales de descarte, cada uno de los chicos realizó el personaje o lugar del cuento que más les llamó la atención... ¡acá va!

EL COMPRADOR DE UN SUEÑO: Hace mucho, muchísimo tiempo, en un lejano país, un caluroso día de verano, dos viajeros que iban en direcciones opuestas se sentaron a descansar a la sombra de un viejo árbol que se encontraba en medio de un gran campo sembrado.

-Hace un calor agobiante- comentó uno de los viajeros-

-¡Ya lo creo! Y la humedad todavía aumenta la sensación de calor- dijo el otro-

Se presentaron y hablaron de diversos temas triviales. Al cabo de un rato de agradable charla, uno de ellos le preguntó al otro qué eralo que asomaba de su bolsa.

-Soy artista y siempre llevo papel y pinceles.

-¡Ah! ¡Muy interesante! Yo soy comerciante aunque temo que no soy muy bueno para este trabajo.

Y como era un hombre muy hablador y tenía cierta gracia para explicarse, empezó a contar al artista el tipo de negocios que había montado y los diversos fracasos que había sufrido.

(...)

El artista, al principio, escuchaba interesado pero, a medida que pasaban las horas, le entró sueño.

(...)

-¡Bueno! ¿Quién puede reprochárselo?-rió el comerciante- ¡Es natural dormirse escuchando tantas desventuras!

(...)

El artista sacó una hoja de papel y un pincel de su bolsa y, al mismo tiempo que contaba su sueño, empezó a dibujarlo. Dibujó una montaña y un tábano que volaba hacia su cima. Después tomó otra hoja y trazó un valle. En medio del valle, puso una casa grande con una verja en la entrada y dos pinos en el jardín.

-El tábano -dijo-, entró al jardín y voló en círculos alrededor de una camelia blanca. Yo estaba allí, tomé una azada y comencé a cavar bajo la flor. Poco después encontré una maceta llena de oro. Los sueños son curiosos, ¿no cree?

(...)

Amigo- dijo por fin-, deseo comprar su sueño.

(...)

El comerciante anduvo durante muchos días. Cruzó bosques y prados, subió colinas y atravesó valles. Finalmente, una mañana, llegó hasta una montaña igual a la del primer dibujo. La escaló tan deprisa como se lo permitieron sus piernas y, al otro lado, aparecieron el valle y la casa.

(...)

El tábano del sueño había volado hasta una camelia blanca, pero era verano y no estaba en flor. (...) Sólo podía hacer una cosa: esperar la llegada de la próxima primavera.

(...)

El comerciante esperaba las flores con expectación, hasta que una mañana despertó y vio que las camelias habían florecido. Por desgracia para él todas las flores eran rojas. (...) Con la mirada vacía observaba las camelias que se reflejaban en el agua del estanque cuando un punto blanco entre el rojo y el verde llamaron su atención.

Corrió al otro extremo del estanque, se arrodilló entre las matas y se arrastró hasta una única camelia blanca que crecía escondida entre las matas de flores rojas. El hombre cavó bajo la flor y encontró una maceta llena de oro, tal como la había dibujado el artista.

ASÍ TRABAJAMOS:

sábado, 19 de enero de 2013

¡monocopia!

La segunda clase del taller de verano nos encontró haciendo monocopias, una técnica de grabado que nos permite dibujar de manera rápida y estampar las imágenes que queramos.

La característica de este tipo de grabado es que nos permite realizar estampas únicas (mono) de cada copia.